Ocurrió en el paso
a nivel ubicado en la calle Juan B. Justo, en la zona conocida como el paradero
656 de la localidad puntana. Viajaba en un Ford Focus que fue arrollado pero él
salió por sus propios medios.
“Me vi muerto.
Cuando vi el tren ahí, a cinco metros de mi auto, me vi muerto. Después fue una
descarga adrenérgica increíble, inexplicable”, contó Juan Alberto Domínguez,
conductor del Ford Focus gris que fue chocado por una locomotora, en Justo
Daract, y se salvó de milagro, ayer a la noche.
Juan, un profesor
de inglés de 26 años que hace cinco días se matriculó como licenciado en
bioquímica, es hijo del diputado provincial Alfredo Domínguez. Ayer a las
19:55, aproximadamente, el joven se aprestaba a atravesar el paso a nivel
ubicado en la calle Juan B. Justo, en la zona conocida como el paradero 656.
Iba solo en el Focus.
Según Juan, el
cruce no tiene barreras, “no tiene luz, nada”. Sólo la bocina del convoy sirve
de alerta a los conductores cada vez que va a pasar. “Pero yo iba con música,
no lo escuché”, explicó el muchacho.
“Hay dos vías: la
principal y la auxiliar, porque también hacen maniobras en esa zona –abundó–.
Yo pasé la primera vía. Venía mirando hacia la estación. Cuando observé en
dirección a Beazley, que es de donde calculo que venía el tren, me di cuenta
que ya lo tenía encima”, refirió.
En el vértigo del
momento, el conductor atinó a pisar el acelerador, “para poder ganarle al tren,
para poder sacármelo de encima”. No hubo modo de revertir la proximidad de la
mole y de hacer tiempo de escabullirse de las vías. El tren chocó el Focus al
medio de las dos puertas, del lado del conductor.
Por el impacto, el
vehículo pasó al otro lado del cruce. “Dio un giro de unos 160 grados, más o
menos, y se reventaron tres de las cubiertas. Pero quedó en pie”, recordó. Un
instante después, cuando salió del estupor inicial, cuando hizo consciente que
aún respiraba y que tenía dominio sobre su cuerpo, se desplazó hacia el asiento
del lado del acompañante y salió, por sus propios medios.
La puerta del lado
del conductor estaba inutilizable, totalmente abollada. “En realidad, la
puerta, el parante, el chasis, el vidrio. Todo eso quedó roto”, enumeró.
La máquina –que
pertenecería a la empresa Belgrano Cargas– iba cargada y avanzaba a unos 20
kilómetros por hora, según le contó un motorman a un vecino. Logró frenar a uno
80 metros del punto de impacto, calculó Juan.
El vecino comentó
que el maquinista le había referido que unos metros antes del cruce alcanzaron
a ver al Focus y comenzaron a activar los frenos. El propio Juan consideró que
es muy difícil parar una locomotora.
Ya fuera del auto,
Juan tomó su celular y llamó a su papá. No pudo comunicarse. Eran las 19:57.
Pidió un teléfono prestado y consiguió hablar con él. Unos minutos después fue
a donde estaba su hermano y luego al Hospital de Justo Daract. Lo atendieron y
le dieron tratamiento ambulatorio.
FUENTE EL DIARIO DE LA REPUBLICA
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