jueves, 1 de mayo de 2014

¿Por qué el 80% de los policías y penitenciarios se divorcian?

Este interrogante surge a raíz de una experiencia personal, nada más alejado de la realidad, es el alto grado de separaciones de los uniformados del país. Muchos profesionales terapeutas han cambiado sus autos, gracias a la plata de las consultas de los chicos que portan el uniforme de la ley, tanto de los policías como los guardiacárceles.




Si bien dentro de estas fuerzas hay contención psicológica, asistida por el Estado, muchos prefieren garpar a un profesional de la salud mental lejos de su lugar de trabajo. Con esta nota, voy a darles un consejo gratis, y una serie de pautas que les van a servir a aquellos azules o grises de ejemplo, y no sean tan mamotretos de caer en la sistemática lista de separados, divorciados y cornetas. El trabajador de las Fuerzas de Seguridad, se mimetiza con su rol de trabajo y como representante de la ley, tal es el punto, que pasan mucho más tiempo en una comisaria o en una unidad penal que en sus propias casas. Esto surge por muchos aspectos, la carga horaria y el mismo estrés que eso genera, sin darse cuenta que los principales afectados por esto, son sus propios familiares, y más se agrava, con el pensamiento de ser cerrado. Si bien sus esposas o maridos, saben de estos horarios, los problemas se suscitan sin darse cuenta, falta de contención, mal humor, poco sexo, generando crisis de pareja, en muchos casos se llega a la agresión física. Un condimento que agrava la situación, es cuando en el lugar que los mismos prestan servicios hay uniformados de ambos sexos, y se toma muy en cuenta a la hora de mirar con otros ojos a su compañero/a, muchas horas juntos, generan tipos de sentimientos encontrados, guardia tras guardia, esas tentaciones se van alimentando si no estamos preparados correctamente, no hablo físicamente, sino en consecuencia de como adiestramos a nuestro corazón a la hora de trabajar con el sexo opuesto. Como integrante de esa lista de futuros divorciados legales, les doy cinco consejos claves, para que esto no les suceda, y puedan llegar al fin de sus carreras con la misma pareja: 1) Adiestrar al corazón a la hora de trabajar con el otro sexo, entender que son compañeros de trabajo y nada más que eso, pensar que detrás de ese uniforme, hay una familia constituida y niños esperando a sus padres. Creciendo el respeto y la ética laboral. 2) Presten atención siempre a los sentimientos de su pareja: por más que lleguen muertos de cansancio, dar ese amor que tanto tienen para regalar, preguntando sus problemas, sus inquietudes, sus miedos, sus alegrías, de esa forma alimentan el diálogo, y dejan tranquilo/a a la otra parte. 3) Dejar el uniforme en el trabajo: Como siempre recitamos en la penitenciaría, del puesto uno para adentro somos el Agente, el Subayudante o el Oficial tanto, y del puesto uno para afuera, somos Marcos, Luis, Gonzalo, Marisa o Claudia. Haciendo crecer el profesionalismo y la propia identidad. 4) Tomen decisiones y participen en actividades junto a su pareja: De esta manera ella o el, se sentirán incluidos en sus vidas, y no como siempre dicen que los dejan a un lado, de esa forma fomentamos el amor, el respeto a su par, y la confianza. 5) Sepan elegir sus amistades, y alejen a los malos consejeros: Siempre en la historia del ser humano trabajador, nos topamos con distintos tipos de personajes, aquellos que si valoran la familia, sus ideales y sus principios, y aquellos otros que han tenido malas experiencias y fomentan o inventan cosas para que ustedes caigan en su misma suerte, dando pié a confundirnos y llenar de fantasmas nuestras mentes. Queridos lectores, amigos y colegas, no precisamente tengo el diccionario de como llevar el trabajo y la familia en un punto paralelo, no poseo el atlas del matrimonio perfecto, ni mucho menos incursioné en la psicología del amor, solo hablo por experiencia, ya que de los cinco puntos enumerados arriba, no cumplí con ninguno, por eso no solo perdí lo más preciado que puede tener un ser humano: su familia. Acepten estos consejos de un pelotudo que se las creía de vivo, el más pistola, el más winners o el intocable y siempre le voy a dar luz verde a lo que me dijo el viejo pancho de mi abuelo, “Cuando estés bien con tu pareja, te van a llover las suripantas, ahora cuando estés solo como un clavo en una verdulería, no te va a dar bola ni el gato” más explícito imposible, y la verdad es que uno no se da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde para siempre. Compartí con el resto, no seas egoísta

Escrito por: Penitenciario Encapuchado

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