Este interrogante surge a raíz de una experiencia personal, nada más alejado de la realidad, es el alto grado de separaciones de los uniformados del país. Muchos profesionales terapeutas han cambiado sus autos, gracias a la plata de las consultas de los chicos que portan el uniforme de la ley, tanto de los policías como los guardiacárceles.
Si bien dentro de estas fuerzas hay
contención psicológica, asistida por el Estado, muchos prefieren garpar a un
profesional de la salud mental lejos de su lugar de trabajo. Con esta nota, voy
a darles un consejo gratis, y una serie de pautas que les van a servir a
aquellos azules o grises de ejemplo, y no sean tan mamotretos de caer en la
sistemática lista de separados, divorciados y cornetas. El trabajador de las
Fuerzas de Seguridad, se mimetiza con su rol de trabajo y como representante de
la ley, tal es el punto, que pasan mucho más tiempo en una comisaria o en una
unidad penal que en sus propias casas. Esto surge por muchos aspectos, la carga
horaria y el mismo estrés que eso genera, sin darse cuenta que los principales
afectados por esto, son sus propios familiares, y más se agrava, con el
pensamiento de ser cerrado. Si bien sus esposas o maridos, saben de estos
horarios, los problemas se suscitan sin darse cuenta, falta de contención, mal
humor, poco sexo, generando crisis de pareja, en muchos casos se llega a la
agresión física. Un condimento que agrava la situación, es cuando en el lugar
que los mismos prestan servicios hay uniformados de ambos sexos, y se toma muy
en cuenta a la hora de mirar con otros ojos a su compañero/a, muchas horas
juntos, generan tipos de sentimientos encontrados, guardia tras guardia, esas
tentaciones se van alimentando si no estamos preparados correctamente, no hablo
físicamente, sino en consecuencia de como adiestramos a nuestro corazón a la
hora de trabajar con el sexo opuesto. Como integrante de esa lista de futuros
divorciados legales, les doy cinco consejos claves, para que esto no les
suceda, y puedan llegar al fin de sus carreras con la misma pareja: 1)
Adiestrar al corazón a la hora de trabajar con el otro sexo, entender que son
compañeros de trabajo y nada más que eso, pensar que detrás de ese uniforme,
hay una familia constituida y niños esperando a sus padres. Creciendo el
respeto y la ética laboral. 2) Presten atención siempre a los sentimientos de
su pareja: por más que lleguen muertos de cansancio, dar ese amor que tanto
tienen para regalar, preguntando sus problemas, sus inquietudes, sus miedos,
sus alegrías, de esa forma alimentan el diálogo, y dejan tranquilo/a a la otra
parte. 3) Dejar el uniforme en el trabajo: Como siempre recitamos en la
penitenciaría, del puesto uno para adentro somos el Agente, el Subayudante o el
Oficial tanto, y del puesto uno para afuera, somos Marcos, Luis, Gonzalo,
Marisa o Claudia. Haciendo crecer el profesionalismo y la propia identidad. 4)
Tomen decisiones y participen en actividades junto a su pareja: De esta manera
ella o el, se sentirán incluidos en sus vidas, y no como siempre dicen que los
dejan a un lado, de esa forma fomentamos el amor, el respeto a su par, y la
confianza. 5) Sepan elegir sus amistades, y alejen a los malos consejeros:
Siempre en la historia del ser humano trabajador, nos topamos con distintos
tipos de personajes, aquellos que si valoran la familia, sus ideales y sus
principios, y aquellos otros que han tenido malas experiencias y fomentan o
inventan cosas para que ustedes caigan en su misma suerte, dando pié a
confundirnos y llenar de fantasmas nuestras mentes. Queridos lectores, amigos y
colegas, no precisamente tengo el diccionario de como llevar el trabajo y la
familia en un punto paralelo, no poseo el atlas del matrimonio perfecto, ni
mucho menos incursioné en la psicología del amor, solo hablo por experiencia,
ya que de los cinco puntos enumerados arriba, no cumplí con ninguno, por eso no
solo perdí lo más preciado que puede tener un ser humano: su familia. Acepten
estos consejos de un pelotudo que se las creía de vivo, el más pistola, el más
winners o el intocable y siempre le voy a dar luz verde a lo que me dijo el
viejo pancho de mi abuelo, “Cuando estés bien con tu pareja, te van a llover
las suripantas, ahora cuando estés solo como un clavo en una verdulería, no te
va a dar bola ni el gato” más explícito imposible, y la verdad es que uno no se
da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde para siempre. Compartí con el
resto, no seas egoísta
Escrito
por:
Penitenciario Encapuchado
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